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Esto es de Lenny: feminismo, el estilo, la salud, la política, la amistad y todo lo demás de Lena Dunham y Jenni Konner. ¿Gusta? Compártelo con un amigo.

No estoy seguro de cuando primero se me ocurrió.

Podría haber sido en un viaje a Knotts Berry Farm. Tenía alrededor de 13 años de edad, de pie en la línea de uno de los paseos. Mi hermano menor, Spencer, estaba conmigo. Recuerdo que había dos chicas de secundaria detrás de nosotros. El tipo de chicas que quería ser. Las clases de las niñas que se despiertan, ducha, ponen su pelo liso brillante en una cola de caballo, y rebotan por la puerta; sin maquillaje, una piel perfecta, pestañas largas, cuerpos hechos para el patinaje sobre ruedas en el Strand. Uno de ellos le dijo al otro: "Mira a su piel, ¿QUÉ PIENSAS QUE ES ESO ?! GROOOOSS!" Me tomó un minuto, y luego me di cuenta de que estaban hablando de mí. Yo no puedo describir la sensación. Fue en algún lugar entre la humillación, el miedo y odio a sí mismo, todo ello complementado con total desesperación.

Pensé: si están pensando que todo el mundo es. Y lo que es peor, no sabían la mitad de mi grosería. Dios. No había mucho más. Todo lo que podían ver eran las cicatrices en la parte posterior de las piernas. No podían ver la enorme cicatriz que se asemeja un mapa topográfico de las Islas Fiyi bajo el brazo. No podían ver las cicatrices hinchados ampollas a lo largo de mi línea de bikini. No podían ver las rayas de mi caja torácica. Mierda. No vieron mis dientes cónicos! Y lo más probable es que no vieron la calva gigante en la parte de atrás de mi cabeza. Porque para seguro de que hubiera susurrado en voz alta sobre eso también.